Lo Icónico

El arte como mera búsqueda de la belleza estética nunca fue suficiente para mí. Mi objetivo siempre ha sido pintar cuadros cuyo contenido vaya más allá de la superficie del lienzo. Nunca dejo de buscar formas de representar el mundo en el que vivo. Hacer que lo invisible se vea.
El día que descubrí el arte bizantino, me sentí inmediatamente atraído por él. Sobre todo cuando vi su parecido con las pinturas de El Greco, un artista al que admiro desde la infancia. Me di cuenta de que el arte bizantino prefería las imágenes estilizadas a las representaciones naturalistas. Su objetivo era inspirar un sentimiento de asombro y admiración por la iglesia. Siendo la iglesia una institución, y estando yo interesado en estructuras sociales, el arte bizantino me cautivó. No me refiero aquí al contenido religioso del arte bizantino, sino a las construcciones de sus composiciones y su utilidad para contar grandes historias mediante imágenes. ¿Por qué no utilizarlo para representar las estructuras sociales actuales e incluso nuestras ideologías?
Llegada a Chile
Cuando llegué a Chile, me sorprendió lo mucho que había cambiado el país. Treinta y nueve años antes, había sido un país sumido en el caos. Ahora, Santiago era una ciudad radiante, impecablemente ordenada, organizada y llena de relucientes rascacielos que se elevaban en cada esquina. Mientras caminaba por las calles, rememorando, me sobrevino un sentimiento agridulce. Por un lado, la visión de sus numerosos y flamantes centros comerciales, restaurantes y cafés llenos de gente alegre comiendo, bebiendo y haciendo cola en los cajeros automáticos me llenaba de alegría, pero, al mismo tiempo me recordaba la dictadura militar que había cobrado tantas vidas para conducir al país a lo que era ahora. La pasada dictadura me había afectado profundamente; había cambiado mi vida y mi percepción del mundo.

2012
Encontré un apartamento para mi madre. Quedaba al lado del Museo de Bellas Artes. Me reuní con el director del museo para proponerle una exposición de mi obra. Habiendo vivido la mayor parte de mi vida fuera de Chile, nadie me conocía allí, por lo que mi idea era presentar una retrospectiva para darme a conocer al público chileno. La respuesta del museo fue fría.
Luego visité todas las principales galerías de arte de Santiago, pero no había ningún interés. Había oído muchas veces la expresión "nadie es profeta en su tierra" y siempre me había parecido una tontería. Quizá porque nunca había vivido en mi tierra. Ahora que estaba allí, la expresión estaba resultando ser cierta.
Recibí una llamada. Era Alexandre Frenkel de la Galería de Buci en París. Yo le había dejado una serie de cuadros. Se habían vendido algunos lienzos grandes. Ahora me llamaba para decirme que estaba organizando una exposición de mis pinturas y que necesitaba más cuadros. Le propuse viajar a París y pintarlos allí; así nos ahorraríamos en el envío, a lo que él accedió. Llegué a París por la mañana temprano y me alojaron en un amplio apartamento con vista a un lago. Allí pinté la segunda parte de mi serie, Alegorías Sarcásticas.






La simplicidad en el arte es quitar lo innecesario para que lo necesario pueda hablar.
Siempre busqué la simplicidad. Sin embargo, cuanto más simples son los cuadros, más difíciles son de pintar. Son un reto porque, al casi no tener elementos en su composición, cada pincelada resalta como un estallido. Incluso la iluminación del taller juega un papel importante en su ejecución y resultado. Si la luz exterior que incide en el lienzo no se refleja adecuadamente, afecta de forma significativa la apariencia del cuadro. Para que esta luz reflejada brille de forma armoniosa, hay que asegurarse de que el pigmento se aplique y distribuya de forma equilibrada. Esto significa peinar la superficie del lienzo con un pincel plumoso (pincel de abanico) manteniendo continuamente una dirección constante en cada pincelada respecto al ángulo de la luz que entra en la habitación, luz que sólo puede verse inclinando la cabeza y mirando los cuadros desde sus lados. Todo esto tiene que hacerse muy rápidamente antes de que la pintura se seque. Aplico esta forma de trabajar en cada etapa y entre cada capa de la ejecución de mis cuadros. Estos detalles requieren mucho trabajo en comparación con una pieza complicada, cuyos elementos pueden ser vagos y ambiguos. En una composición minimalista, nada puede esconderse; todo está a la vista.

La planicidad es bella, el volumen también. Pero como la mayoría de las cosas que habitan la tierra son volumétricas, ver la ausencia de ella puede producir un inmenso placer. Además, como los lienzos son bidimensionales, cualquier cosa plana se sentirá en casa allí.

2012
Después de la exposición en París, regresé a Chile. Pinté una serie de cuadros en los que retraté la figura humana desprovista de emoción. Sea o no sea así como yo veía a la humanidad en ese momento, estas pinturas trataban más bien de mi ansia de no querer sentir nada. Llamé esta serie de pinturas "Con Anestesia".




2013
Me invitaron a exponer en Gallery One, en Nashville, Tennessee. Nashville, en ese momento, se estaba promocionando como la meca cultural del sur de Estados Unidos. Aunque yo había viajado por los Estados Unidos muchas veces, nunca había visitado Nashville. Esta era una buena ocasión para hacerlo. La exposición fue bien; di una charla sobre mi trabajo. Después, alguien me preguntó por el significado de un cuadro de un bebé rodeado de pistolas (Baby with Guns, 2013). No recuerdo lo que dije, pero debió ser polémico porque la sala se quedó muda tras mi explicación. En ese momento, no sabía nada de la postura del sur sobre el control de armas. De todos modos recibí una crítica favorable en la revista Nashville Arts, y regresé a Chile.




2014
Mi madre falleció.
Fue el día más triste.

2014
Presenté otra propuesta para una exposición en el Museo de Bellas Artes, pero fue rechazada. Ese mismo año me enteré de que la pieza Mil Novecientos Setenta y Tres, en préstamo a la Embajada de Chile en Washington DC, había desaparecido. Hasta hoy, nadie sabe dónde está.
2015
En esta época, no tenía teléfono móvil. Me di cuenta de que ya no podía funcionar sin uno, así que me conseguí uno. Me costó tiempo acostumbrarme a él y hacerlo funcionar correctamente, pero no hubo vuelta atrás una vez que lo hice. Ver a tanta gente inmersa en sus teléfonos móviles de las formas más inusuales me llevó a pintar una serie de cuadros sobre el tema. Titulé esta serie "Luz Azul".






2015
Retomé una serie de pequeños óleos sobre papel que había comenzado un año antes, más o menos cuando murió mi madre. Una serie a la que volvía de vez en cuando cada vez que me irrumpía la duda.





2016
Era una mañana brillante y soleada cuando sonó el teléfono. Era Patricia, desde México. Me llamaba para informarme de que me habían invitado a participar en una exposición en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de Bogotá, Colombia. La muestra incluiría a veintiocho artistas mexicanos, un colombiano y yo. Se trataba de un homenaje a Frida Kahlo. La exposición fue organizada por Álvaro Velarca, del Fondo de Cultura Económica de México.

Ouroboros
El ouroboros es un antiguo símbolo de una serpiente comiéndose su cola, que representa el infinito y el ciclo del nacimiento y la muerte. Pinté una serie de cuadros para plasmar unos comportamientos humanos que me parecen absurdos. Titulé esta serie "Carrusel".




2017
Marcela me llamó para decirme que había encontrado un espacio para exponer mi obra. Era un edificio nuevo en construcción. Uno de sus espacios estaba destinado a ser una galería de arte. Solo que tenía que esperar un tiempo porque el edificio aún estaba en construcción.

El orden mantiene todo unido y aporta estabilidad. Por otro lado, si uno quiere aventurarse más allá y descubrir nuevas posibilidades, inevitablemente habrá que desbaratar ese orden. ¿Hasta dónde podemos romper con las limitaciones del orden sin perder el rumbo? Esa es la medida del arte.
Antídotos Contra la Guerra
Pensé en todas las veces que había leído sobre los magníficos avances tecnológicos en materia de armamento. La mayoría de los artículos presentaban esas innovaciones como grandes logros científicos.
Desde el lanzamiento de piedras hasta la invención del arco y la flecha; desde los mosquetes hasta las ametralladoras; desde los misiles que pueden apuntar a objetivos enemigos hasta los misiles con sofisticados sensores que pueden seguir a los objetivos en movimiento, y los robots de inteligencia artificial que pueden desplazarse y matar a los humanos sin importar dónde se escondan, pensé que era hora de ridiculizar estas poderosas armas de destrucción. Pinté ocho grandes cuadros, burlándome de esas máquinas asesinas. Titulé la serie "Antídotos Contra la Guerra".






Cubrí el suelo de la galería con estampas de imágenes icónicas de bombarderos, buques de guerra y el resto de la parafernalia bélica, de modo que cuando la gente entraba a la exposición se veían obligados a pisarlos mientras contemplaban los cuadros en las paredes.



RECEPCIÓN DE APERTURA





Instalación
Mientras los espectadores se desplazaban entre los cuadros pisoteando y aplastando las estampas de bombarderos esparcidas por el suelo, en una pared en el fondo, colgaba un montaje de esas mismas estampas de bombarderos. Sólo que ahora estaban invertidas. Eran negativos. Aquí, los iconos de la guerra se habían convertido en fondos – agujeros. Las imágenes icónicas ya no eran armas negras sobre un fondo blanco, sino espacios vacíos. (el fin de la guerra)



2018
Al mirar alrededor en cualquier dirección, es increíble ver lo mucho que nos hemos apartado de la naturaleza. En cierto modo, es comprensible. Durante miles de años, la naturaleza nos aterrorizó y nos hizo la vida miserable. Desde los virus hasta las bacterias; desde las plantas venenosas hasta los animales salvajes depredadores; desde las tormentas de arena hasta los huracanes, las inundaciones, los terremotos y los asteroides cayendo del cielo, ¿cómo íbamos a ser amables con la naturaleza?
Pinté una serie de cuadros de un mundo desprovisto de cielo, árboles, ríos y montañas.
Universo sintético






2019
Universo sintético: Un mundo en el que todos los caminos han sido trazados de antemano. Un mundo en el que pequeños hombres y mujeres penden de un hilo, suspendidos en una lucha por intentar encontrarse a sí mismos y los demás, para tocar, comprobar y convencerse de que son reales. Un mundo desprovisto de sorpresas y despojado de toda su magia disparatada, pero superficial y artificialmente elegante.








2019
Comenzaron las protestas en Chile, conocidas como el Estallido Social. Empezó con manifestaciones masivas y graves disturbios en respuesta a la subida de la tarifa del metro de Santiago, el alto coste de la vida y la desigualdad existente en el país.


Vi en las noticias a un agente de policía arrodillado sobre el cuello de un hombre, durante nueve minutos. Las imágenes de vídeo de los transeúntes en el lugar de los hechos mostraban al hombre asfixiándose hasta morir, mientras imploraba que no podía respirar. Nadie intervino.

2020
Di un nuevo paseo por la historia para volver a examinar los orígenes del arte. Observé las pinturas rupestres prehistóricas y me fascinó su belleza. Me impresionó cómo los antiguos artistas podían ver a través de la complejidad del mundo y sus criaturas y recrearlo quitando todo lo superfluo, dejando sólo lo esencial. Las pinturas me evocaron una sensación de calma y quietud mental, permitiéndome ver el mundo desde lejos.
En cuanto al color, utilizo sobre todo negros, marrones, grises y blancos. Son los colores de la tierra, las rocas y la corteza de los árboles. Para mí, estos colores representan la estabilidad. Todo lo que es más pasajero tiende a ser de colores brillantes, como las flores, las frutas y los insectos. Los colores terrosos son intemporales. Aunque mi vida ha sido una secuencia de momentos efímeros, en el arte prefiero la durabilidad.


2021
El arte bizantino no era realista, sino simbólico, y servía para expresar las enseñanzas teológicas de la Iglesia. Los iconos eran más que meras imágenes religiosas; los creyentes los veneraban como si fueran de verdad. La gente era capaz de verter cada mililitro de sí mismos en una figura icónica o un ídolo con la esperanza de que les trajera cosas que deseaban a cambio. Más tarde, se descubrió que los iconos eran tan útiles para comunicar mensajes que se incorporaron a los anuncios y la publicidad. Así como los iconos religiosos se consideraban entradas a la presencia de lo sagrado, hoy en día los iconos sirven como ventanas del alma hacia la divinidad de las cosas materiales, así como una invitación a mantener los ojos abiertos mientras se reza por ellas. Yo utilizo el estilo icónico no para propagar las enseñanzas de una religión ni para anunciar productos de consumo, sino para mostrar más claramente el mundo tal como es.





2021
Un día, mientras viajaba en un autobús, no pude evitar fijarme en lo bien que manejaba el conductor. A diferencia de muchos conductores que tienden a ser bruscos, este hombre se esforzaba por frenar cada vez de la manera más suave posible y justo en el punto de la parada de autobús. Asimismo, pisaba el acelerador con tanta suavidad al arrancar que apenas podíamos sentir que el autobús se movía. Yo estaba sentado en la primera fila, justo detrás del conductor, y por la expresión de su rostro en el espejo retrovisor, era evidente que le apasionaba conducir y se sentía orgulloso de sus habilidades. No es frecuente ver a alguien tan dedicado a lo que hace. Siempre me produce un inmenso placer verlo. De pronto, me estremecí. En un punto de la ruta en el que debía girar a la derecha, siguió de frente. Me pregunté si había tomado el autobús correcto o si me había equivocado de número. En aquel momento no veía bien, tenía cataratas, y todo se veía borroso. Miré a mi alrededor para ver si algún otro pasajero parecía sorprendido, pero nada de eso. Estaban inexpresivos, cada uno en lo suyo. Decidí esperar un poco. Nunca había tomado este autobús en sábado; tal vez había una variación de la ruta los fines de semana. Además, era un conductor tan experimentado que no podía equivocarse. Después de esperar un rato, se hizo evidente que nos alejábamos cada vez más de la dirección que debía llevar, así que me levanté y le pregunté al conductor: "¿Es éste el autobús número 401?".
Pasó un minuto de silencio y luego "¡Maldita sea!", exclamó el conductor. Se había equivocado y desviado de su camino. El autobús era uno de esos enormes y largos con forma de oruga. Durante la siguiente media hora, estuvimos perdidos en un laberinto de callejuelas de barrio, arrancando las ramas de los árboles y arrollando las aceras. El conductor luchaba a la desesperada, realizando todo tipo de maniobras complicadas e imposibles para que el gran monstruo de seis ruedas volviera a retomar la ruta programada.
Esta experiencia me recordó a ciertos momentos en la pintura cuando uno es bendecido por una racha de inspiración y se deja llevar hasta encontrarse de golpe en un territorio totalmente desconocido. Es un momento excepcional en el que no se logra la visión original que se pretendía, sino que se descubre una forma totalmente nueva de pintar.





2021
Llegó el coronavirus y dio vuelta el mundo al revés. Al estar encerrado durante tantos días, tuve mucho tiempo para sentarme frente a la pantalla del ordenador y ver las noticias. Me di cuenta de que el coronavirus, además de infectar a las personas, estaba infectando la información. De la pantalla salían noticias desconcertantes sobre invasiones de abejas venenosas, complots terroristas, platillos voladores y un sinfín de otras historias similares. Registré esas informaciones plasmándolas en un lienzo. Titulé el cuadro "Pandemia de Información".

La Vida en Serie
Cuando pasas tanto tiempo en Internet, y hay tanta información dirigida a ti desde tantas fuentes no relacionadas hasta el punto de que ya nada tiene sentido, lo mejor es volver a los orígenes y tratar de encontrar cuál era el propósito que se perdió en el camino.

Acababa de darle una nueva mirada al arte prehistórico. Más tarde, ese mismo día, iba en el metro. Mientras viajaba, noté un rótulo pegado en la ventanilla que mostraba el icono de una mujer cediendo su asiento a un hombre mayor. La imagen me recordó inmediatamente las figuras que había visto pintadas en las paredes de las antiguas cuevas. La similitud entre el arte primitivo y los iconos actuales era evidente. Tras llegar a mi taller, utilicé la imaginería iconográfica para pintar una serie de cuadros de personas frente a sus ordenadores.
2022
Para encontrarle el significado a los temas que uno pinta, hay que ver más allá de los elementos artificiales que lo rodean. Por ejemplo, al pintar una persona entretenida con su teléfono, quito todo lo que no es natural de la escena. Lo que queda es un ser humano interactuando con la luz. Al eliminar todo lo que es artificial, puedo acercarme al significado que se esconde debajo.





Mi camino en el arte ha sido una expresión continua de mis pensamientos y sentimientos sobre un mundo en constante cambio. El estilo –independientemente del contenido del cuadro– revela el proceso de pensamiento. A medida que el mundo cambia, también lo hacen mis pensamientos. Por lo tanto, mi estilo está en constante cambio.