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Lo Icónico

Sala en Transito, Santiago, Chile, 2017

El arte como mera búsqueda de la belleza estética nunca fue suficiente para mí. Mi objetivo siempre ha sido pintar cuadros cuyo contenido vaya más allá de la superficie del lienzo. Nunca dejo de buscar formas de representar el mundo en el que vivo. Hacer que lo invisible se vea.

 

El día que descubrí el arte bizantino, me sentí inmediatamente atraído por él. Sobre todo cuando vi su parecido con las pinturas de El Greco, un artista al que admiro desde la infancia. Me di cuenta de que el arte bizantino prefería las imágenes estilizadas a las representaciones naturalistas. Su objetivo era inspirar un sentimiento de asombro y admiración por la iglesia. Siendo la iglesia una institución, y estando yo interesado en estructuras sociales, el arte bizantino me cautivó. No me refiero aquí al contenido religioso del arte bizantino, sino a las construcciones de sus composiciones y su utilidad para contar grandes historias mediante imágenes. ¿Por qué no utilizarlo para representar las estructuras sociales actuales e incluso nuestras ideologías?

The Iconic

Llegada a Chile

 

 

 

Cuando llegué a Chile, me sorprendió lo mucho que había cambiado el país. Treinta y nueve años antes, había sido un país sumido en el caos. Ahora, Santiago era una ciudad radiante, impecablemente ordenada, organizada y llena de relucientes rascacielos que se elevaban en cada esquina. Mientras caminaba por las calles, rememorando, me sobrevino un sentimiento agridulce. Por un lado, la visión de sus numerosos y flamantes centros comerciales, restaurantes y cafés llenos de gente alegre comiendo, bebiendo y haciendo cola en los cajeros automáticos me llenaba de alegría, pero, al mismo tiempo me recordaba la dictadura militar que había cobrado tantas vidas para conducir al país a lo que era ahora. La pasada dictadura me había afectado profundamente; había cambiado mi vida y mi percepción del mundo. 

2012 Arrival to Chile
2012 Sarcastic Allegories II

2012

 

 

 

Encontré un apartamento para mi madre. Quedaba al lado del Museo de Bellas Artes. Me reuní con el director del museo para proponerle una exposición de mi obra. Habiendo vivido la mayor parte de mi vida fuera de Chile, nadie me conocía allí, por lo que mi idea era presentar una retrospectiva para darme a conocer al público chileno. La respuesta del museo fue fría. 

Luego visité todas las principales galerías de arte de Santiago, pero no había ningún interés. Había oído muchas veces la expresión "nadie es profeta en su tierra" y siempre me había parecido una tontería. Quizá porque nunca había vivido en mi tierra. Ahora que estaba allí, la expresión estaba resultando ser cierta. 

Recibí una llamada. Era Alexandre Frenkel de la Galería de Buci en París. Yo le había dejado una serie de cuadros. Se habían vendido algunos lienzos grandes. Ahora me llamaba para decirme que estaba organizando una exposición de mis pinturas y que necesitaba más cuadros. Le propuse viajar a París y pintarlos allí; así nos ahorraríamos en el envío, a lo que él accedió. Llegué a París por la mañana temprano y me alojaron en un amplio apartamento con vista a un lago. Allí pinté la segunda parte de mi serie, Alegorías Sarcásticas. 

La simplicidad en el arte es quitar lo innecesario para que lo necesario pueda hablar. 
Siempre busqué la simplicidad. Sin embargo, cuanto más simples son los cuadros, más difíciles son de pintar. Son un reto porque, al casi no tener elementos en su composición, cada pincelada resalta como un estallido. Incluso la iluminación del taller juega un papel importante en su ejecución y resultado. Si la luz exterior que incide en el lienzo no se refleja adecuadamente, afecta de forma significativa la apariencia del cuadro. Para que esta luz reflejada brille de forma armoniosa, hay que asegurarse de que el pigmento se aplique y distribuya de forma equilibrada. Esto significa peinar la superficie del lienzo con un pincel plumoso (pincel de abanico) manteniendo continuamente una dirección constante en cada pincelada respecto al ángulo de la luz que entra en la habitación, luz que sólo puede verse inclinando la cabeza y mirando los cuadros desde sus lados. Todo esto tiene que hacerse muy rápidamente antes de que la pintura se seque. Aplico esta forma de trabajar en cada etapa y entre cada capa de la ejecución de mis cuadros. Estos detalles requieren mucho trabajo en comparación con una pieza complicada, cuyos elementos pueden ser vagos y ambiguos. En una composición minimalista, nada puede esconderse; todo está a la vista. 

La planicidad es bella, el volumen también. Pero como la mayoría de las cosas que habitan la tierra son volumétricas, ver la ausencia de ella puede producir un inmenso placer. Además, como los lienzos son bidimensionales, cualquier cosa plana se sentirá en casa allí.

2012

 

 

 

Después de la exposición en París, regresé a Chile. Pinté una serie de cuadros en los que retraté la figura humana desprovista de emoción. Sea o no sea así como yo veía a la humanidad en ese momento, estas pinturas trataban más bien de mi ansia de no querer sentir nada. Llamé esta serie de pinturas "Con Anestesia".  

2012 With Anesthesia